Con el paso de los años he comprendido el significado de cada frase que mi padre nos decía, ayer fueron
consejos, con el tiempo me parecieron sabias… hoy comprendo que mi padre era un
estudioso, reflexivo, crítico de la realidad, con una capacidad de razonamiento
asombrosa, quizá aun más lejos, un ser de luz; recuerdo esta frase: "Sólo
hay una manera de terminar con lo malo y es: no hacerle lo malo a nadie, asi te lo hagan a ti "
Cuan sabia reflexión! aquellas palabras sueltas, entrecortadas que siempre
ponía de ejemplo para formarnos con valores y principios ejemplarizador. Hoy al
leer este pensamiento de Liev
Nikoláievich Tolstói, novelista ruso, profundo pensador social y moral
que dice: “Sólo hay una manera de poner término al mal, y es el devolver
bien por mal".
Qué parecidas son! es como si mi padre la
hubiese leído, pero estoy segura que jamás lo hizo, porque aprendió en la
escuela sólo a leer, sumar, multiplicar y restar, ya que no existía ninguna
otra posibilidad de alcanzar otro grado en aquel lejano espacio del universo,
donde las posibilidades de tener un libro en sus manos era una odisea por no
decir imposible.
No todos tenemos el privilegio de tener en la vida un filtro poderoso que nos ayude a rechazar lo malo y a no devolverlo; él fue mi filtro, él me regaló su sabiduría, esa que me formó para entender que jamás debo usar mi alma para venganzas, envidia, traición en contra de mis congéneres, sólo tratar de dar sin esperar nada en retorno.
Cuando perdono, lo hago con todo mi ser y en
vez de venganza regalo segundas oportunidades, porque decidí que lo bueno debe habitar en mi
corazón, aprendí a tratar con esmero el huésped más distinguido que vivirá por
siempre en mi casa interior “el alma
sana” , los pensamientos positivos ,tratando todos los días de no dejar
colar los pensamientos tóxicos.
Naturalmente cada quien tiene derecho a
elegir qué hacer cuando es lastimado, pero yo decidí seguir las enseñanzas de
mi padre y la fe en el amor de Dios. Porque la única manera de NO hacer mal, es
retratando el alma y mirar sus orificios para sellarlos con el bien que emana
de aquellas enseñanzas, de aquellos valores familiares estampados de generación en generación. Los
invito hacer lo mismo y a multiplicarlo en su familia, quién sabe si salpicamos
a alguien más con algunos de ellos.
En la vida hay
que tener propósitos y uno de ellos ha sido contribuir a que alguien más tenga
paz o se sienta feliz. Para sintonizar con la humanidad que aún confía que se
puede lograr un universo de equidad, para danzar al ritmo del sonido que trae
el bien y rechazar el mal cuando llega con su careta puesta. Y caminar en la
tierra de manera liviana, sin cargar la mochila de éxitos, fama, poder y dinero comprado con
categoría de primera como acostumbra a etiquetar la sociedad… al contrario
prefiero me condenen a ciudadana de segunda categoría porque le hice caso
a mi padre, y no estar en primera
clase cuando al final del camino lo único
que vale es lo que nunca podremos comprar con dinero. No esperemos un
sacudión de conciencia, seamos filtro de vida para futuras
generaciones.
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