viernes, 14 de octubre de 2016

Cuando te creas estar en la cima, ¡regresa…!



Hablando en silencio
Por: Doris Rodríguez



    En una biblioteca, allá  donde se acuñan los recuerdos  de adolescentes me encontré con un viejo amigo, no por la edad, sino por el tiempo sin vernos, allí en medio de un gran abrazo iniciamos un recorrido memorial nuestro y de otras  personas , al unísono  iniciamos la conversación con: “¡cómo pasa el tiempo!”;  y sin darnos cuenta y en medio de anécdotas llegamos a pasar el balance de nuestros años y los años de algunos amigos en común, platicamos sobre sus cambios, de sus afortunadas y desafortunadas vidas, no fue un encuentro de críticas,  fue un mirar hacia atrás, para hoy poder aconsejar a nuestros hijos/as,   a los  que van muy rápido y quizá mañana no tengan la oportunidad que hemos tenido nosotros de contar historias con sonrisas, porque no nos dejó de importar  lo humano antes que lo material,  sin dejar de avanzar .
    En un instante, mi amigo acertó decir en medio de un profundo respiro ¡cuántos hipócritas vestidos con traje de almas nobles!; recordando aquellas personas que pierden el sentido de coherencia, humildad y empatía en medio de los aparentes éxitos alcanzados, a lo que  solo atiné decir, así es amigo. Entre una y otra conversación nos encontramos con el tiempo que había terminado y nos despedimos llenos de interrogantes, y preocupaciones por las  difíciles  situaciones que arropan nuestra sociedad,   y con  ideas claras, de que no importa desde que espacio  nos encontremos,  siempre estaremos dispuestos   aportar .   
  Después de salir de allí, quedo revoloteando en mi mente una triste historia de un amigo en común,  que en su corto camino encontró tanto, que se perdió sin llegar lejos, y es que a veces no sabemos que hacer con la “fortuna, la fama y el éxito”. Reflexiono:
  Todo tiene su tiempo, todo pasa, aunque te creas la última gaseosa  en medio del desierto, llega un día en el que los demás  encuentran un manantial en vez de una gaseosa. Así que vístete de humildad, aunque la fama, el dinero, y los grandes negocios entren como rayos de sol por tu ventana  cada mañana, porque lograste enderezar la realidad a tu manera; porque has creído que todo debe colocarlo a tu favor, sin importar a quien te lleves por el medio para lograr tus objetivos de vida. Aunque te creas Dios, sin serlo, REGRESA!
  Quizá un buen día tu estrategia de llevarte el mundo por delante te falle, y entonces no estés preparado/a, para seguir viviendo sin fama, sin fortuna, sin halagos de falsos amigos  que ven tu brillo mientras estás en una buena posición  económica y una aparente posición social que ellos  suelen quitar .
  Todo pasa, pasan los años, pasa la tempestad, pasa el día como la noche, pasa la fama como la moda, pasa la belleza del pelo sin tono gris  y la piel tersa, se acaba el dinero, se van los amigos, y se va lo más preciado,  LA VIDA, es momento de regresar y sostener una conversación con el “silencio”, y  hacerles unas cuantas preguntas, que nunca están demás para revisar la historia de nuestro transito por la tierra. ¿quién soy?, ¿qué tengo?  ¿qué hago por ser y no por tener?, ¿hacia dónde voy, y cómo voy? la repuesta la tendrá en tu interior en medio del silencio, sin hacer caso al ruido del ego.
   Trata de colocar los pies en la tierra, la mente en el cielo y el corazón en cada acción, al fin y al cabo somos lo que hacemos y aunque siempre busques  resaltar todo lo que haces , para creerte importante,  al final, lo importe es lo que vale ser  útil a los demás.
   Cuando te creas estar en la cima, ojalá puedas tener el tiempo de regresar. No  solo te concentre  en planificar  como llegar a ella, piensa también que  a veces hay que regresar  y quizás ya no  tengas alas para volar.