Hablando en
silencio
Por: Doris
Rodríguez
“La fuerza de voluntad no viene
de la capacidad corporal, sino de la voluntad
del alma” –Ghandi.
La fuerza de voluntad, también conocida como autodisciplina, autocontrol o determinación,
es la capacidad que tenemos para controlar nuestros impulsos y nuestras
conductas, para dirigir nuestro accionar hacia donde queremos llegar. Tener
voluntad es lograr llevar a cabo acciones claras, definidas y concretas,
basadas en nuestros deseos y nuestras decisiones. La fuerza de voluntad es lo
que nos ayuda a no dejarnos llevar por los impulsos.
La fuerza de voluntad está en gran parte dirigida por tu pensamiento, de
manera que cambiando tu pensamiento lograrás tener más autocontrol. Para ello,
deberás dejar de pensar cosas como: "tengo que
tener eso ya porque lo deseo mucho, no puedo esperar, no puedo resistirme, no
soporto la incomodidad y el malestar, no soporto esta frustración, es muy
difícil, es demasiado duro", y empezar a pensar cosas como: "puedo
hacerlo, puedo soportarlo, no es tan terrible, he dicho que voy a hacerlo y lo
haré, no es tan difícil, resistiré la tentación". Por tanto, un buen modo
de empezar a tener más fuerza de voluntad consiste en hacer una lista con todas
esas frases que puedes decirte a ti mismo, en vez de las que te dices
habitualmente.
Si asume esta lista de afirmaciones positivas, practicándola
cada momento que proyecte hacer una actividad, tu estado interior se fortalece,
si no puedes recordarlas, entonces ,escríbela, colócala en un lugar que puedas
verla y hacer de ellas tú mejor amiga y compañera.
Recuerda que las palabras se las lleva el viento y que solos las acciones
concretas y positivas, repetidas en el tiempo nos muestran a nosotros y a otros
que hemos cambiado verdaderamente, que ahora somos distintos y que contamos con
las fuerzas necesarias para levantarnos en cada caída, porque no hay más fuerza
que las que conseguimos en el proceso de dificultad, solo entonces debemos buscar de
las afirmaciones positivas que nos ayudan a levantarnos.
Todos tenemos fuerza de voluntad, Pero la tenemos en ciertas áreas y en
otras no. En las que no
la tenemos, podemos aprender a lograrla.
Evalúa tus hábitos. Algunas personas tienen dificultades
con la fuerza de voluntad a lo largo de toda su vida, mientras que otras tienen
una “debilidad” específica cuando se trata de la fuerza de voluntad. Determina
el área en la que te gustaría mejorar y, si hay diferentes áreas en las que
quieres hacerlo, tal vez quieras lidiar con una a la vez. Por ejemplo, podrías
tener dificultades para controlar tus hábitos de gasto, lo que te dificulta
ahorrar dinero para inversiones importantes como un carro o una casa.
Crea una escala para evaluar tu fuerza de voluntad. Podrías elaborar una escala simple que
tenga niveles como “nada, un poco, más, mucho”. La escala puede tomar diferentes formas, pero te
ofrece una oportunidad para evaluarte, es fácil puede hacerlo en una hoja en
blanco, cada acción la va evaluando,
debes ser lo más sincero posible, a veces nos auto engañamos.
Fíjate metas a largo plazo para el cambio. El primer paso hacia la superación
personal es fijarse una meta para el cambio. Tu meta debe ser clara,
específica y alcanzable. Si una meta es demasiado vaga o imposible de medir,
será difícil determinar si la has cumplido o si has progresado hacia ella. Una
meta demasiado vaga relacionada con el gasto es “ser mejor con el dinero”. Una
vez más, ésta meta no es clara o medible. Una mejor meta sería “ahorrar un
10 % de cada salario”, “hacer crecer mi cuenta de ahorros hasta llegar a
los 5,000.00 pesos” o “pagar las tarjetas de crédito hasta obtener un balance
de 0 pesos”.
Fíjate metas secundarias a corto plazo. Una de las mejores maneras de avanzar
hacia una meta grande (la cual puede parecer abrumadora) es fijarte metas
secundarias a corto plazo a lo largo del camino. Estas metas también deben ser
específicas y medibles, pasando luego a una más grande.
¿Ya pensaste cuál será la meta que
lograras, poniendo toda tú fuerza de voluntad?