miércoles, 30 de marzo de 2016

Es tiempo de sembrar



Hablando en silencio
Por: Doris Rodríguez



    Inició la estación más inspiradora del año, la primavera, donde el ambiente florece y se llena de color, aumentan gradualmente las temperaturas y las horas de luz. Inicia el buen tiempo” porque llega el primer verdor del año. Tiempo de sembrar.
   Así como llega esta mágica y hermosa estación del año, donde pensamos en labrar la tierra para tener  sus mejores frutos, también debemos pensar en plantar la semilla, de la fe, el amor, la esperanza, la confianza  y la tolerancia en cada rincón del alma, para que germine la nobleza, la honestidad y la integridad de cada ser humano.
    A los que le ha tocado labrar la tierra  dura y no se han rendido, y con  obediencia  aceptan sembrar la semilla de la tolerancia. Ellos cosecharan.
   A quienes saben que la oración  lleva a la  sabiduría de lo Divino con fe y entusiasmo. Ellos obtendrán los frutos.
    A quienes saben  que al final la siembra  dará sus frutos, porque Dios regala los dones, el talento, y  saben utilizarlo adecuadamente. Ellos recibirán la fragancia de las flores.  
    A los que no han decidido ser del montón, llegando más allá de lo trivial, lo insípido, y han  sabido escuchar el soplo Divino del espíritu santo. Ellos recibirán el baño de sol cálido de la mañana.
Los recuentos de cada día sembrado estarán escritos en el libro bendecido del todo poderoso, mostrará el esfuerzo, el empeño puesto en   cada entrega, todo será recompensado en las alturas, donde sopla la brisa de la paz, el amor, y la satisfacción plena. Ahí estará la luz del sol del atardecer  arropando el camino de lo sembrado. 
Caminemos registrando cada paso con huellas indeleble, de bondad, compasión, dignidad, trabajo, entrega honrosa,   todo nuestro accionar nos lleva a trilla el destino…el milagro llegara, no hay que detenerse en los dolores, en los fracasos  a pesar de los obstáculos y las innumerables  adversidades, el espíritu  florecerá y el alma descansara en la eternidad.
Ojalá podamos tener dominio propio, desprendernos del pecado, para recibir  la vida que Dios ha prometido a los que le aman. Que se abran las compuertas de los cielos del mismo tamaño de la espera  y  del esfuerzo.
Oremos más allá del mar, más allá de donde llega  el viento, oremos y busquemos el amor de Dios mas allá de donde alcanzan  nuestras miradas, SEMBREMOS  EN EL ALMA, para  beber en la  fuente que nos  llene el espíritu.
 Iniciemos la siembra HOY, honremos al señor quien nos ha regalado la semilla y obtengamos el fruto de la lluvia que ha mojado  nuestro sembrado con el amor de DIOS.     




martes, 22 de marzo de 2016

Mitos y verdades de “Semana Santa”



Hablando en Silencio
Por: Doris Rodríguez 
  
En la tradición cristiana católica, la celebración de la Semana Santa implica revivir la fe. Se trata de una especie de reencuentro con lo fundamental, en un momento específico en el que todos los creyentes  buscamos con fervor  a Dios, quienes  vivimos ese momento, podemos asegurar que se trata de un espacio especial que tiene un verdadero impacto espiritual.
    Recordar el sacrificio de Jesús en la cruz. La Semana Santa es el momento predilecto para tener un encuentro íntimo con Dios y acercarnos más al prójimo, realizando buenas acciones,  perdonar,  expulsar  del  corazón el rencor, el odio y la envidia. Es importante orar y tener  recogimiento interior.
   Tradicionalmente  la Semana Santa  es un período de intensa actividad litúrgica, para muchos feligreses unos días donde la familia se convierte sin duda en el elemento integrador para pasar la semana Santa, por estos días se visitan a los parientes lejanos,  amigos  y se comparte con ellos en diferentes actividades religiosas.
    En esta época recordamos con cierta nostalgia aquellas narraciones de nuestros padres donde nos contaban y nos hacían cumplir con aquellos “mitos” que de una u otra manera nos llevaban a un silencio de respeto por la muerte de Nuestro Señor Jesucristo, algunas de las creencias que aún  se mantienen de manera  tímida en nuestros pueblos  .
  "Para las personas que venimos de familias con fuertes creencias católicas, es común encontrar afirmaciones que muchas veces rayan en lo absurdo"  como  que durante el Viernes Santo no se debía limpiar la casa ni barrer el suelo, porque equivalía a "barrer la cara de Cristo".
   No subir a un árbol, porque se corre el riesgo de convertirse en mono. Tampoco bañarse porque se puede transformar en pez. Existía el temor de que los bebés que naciera el Viernes Santo pudieran traer el anticristo.
   No hay que tener relaciones sexuales, pues la pareja puede quedar unida físicamente, sin posibilidades de separarse...Tampoco se pueden utilizar clavos porque Jesús fue crucificado de pies y manos con ellos.
    Vestirse de negro, caminar despacio y no gritar para no faltarle el respeto a Dios. Levantarse temprano e ir al río en silencio y trae un galón de agua sin hablar para que el agua fuera bendita.
     No  puede arar la tierra con bueyes porque le hablaba al amo. No puede cortar un árbol porque brota la sangre de Cristo. 
  Si algún hijo le levanta la mano a sus padres en un intento de agresión, se le puede caer el brazo o convertirse en mula.
  El Viernes Santo a las tres de la tarde (hora en que murió Cristo) no salir, ni siquiera asomarse a la calle.
    No se debe cazar  porque el daño se te puede ‘devolver’. No cortar nada, porque se estaría cortando el cuerpo de Cristo.
   Si un hijo les saca la lengua a sus padres, la lengua se le puede convertir en lengua de serpiente.
   Sólo se puede escuchar música sacra y no se puede bailar, decir groserías, coser, planchar, no tomar alcohol, ni montar en burro.
   Por último, Si los niños  hacen una travesura, no se le pega, porque le estarían pegando a Jesús, pero después que pasaba la Semana  Santa esa pela venia  segura.
   Las creencias mencionadas forman parte de una larga lista relacionada con Semana Santa, que en un pasado no muy lejano llegaban a provocar temores en la gente.
  No acatar estas creencias significaba no respetar a Jesús, por no haber guardado duelo por su muerte, al derivar la mente a cosas ajenas a su sufrimiento, lo cual merecía castigo divino. Ahora estos mitos, que antes provocaban temores en la gente, hoy día son motivos de bromas  o de recuerdo de las creencias de los ancestros. En todo caso, todavía dan de que hablar y para otros, son normas para practicar