lunes, 24 de mayo de 2010

¿Quieres abrazar el éxito?





"Abrazar el éxito". Es el titulo del libro de una mujer que abraza el mundo con su corazón . Adriana Macias un testimonio digno de compartirlo con aquellos que creen que las dificultades de la vida es la barrera para no alcazar el éxito.

jueves, 20 de mayo de 2010



Hay mucha gente valiosa, Manuel Vidal es un maravilloso ejemplo.












Dominicano pasó de taxista a dirigir la mejor escuela en NY.

DANIEL, UN COMPAÑERO DE ESTUDIOS EN LA UASD, ABORDÓ SU TAXI EN EL SUR DEL BRONX Y LE HABLÓ SOBRE LA OPORTUNIDAD DE TRABAJAR COMO TUTOR EN MATEMÁTICAS.

J.C. Malone
El Bronx, NY
En una hermosa tarde de la primavera caribeña, se graduó Magna Cum Laude en la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Luego vino a Nueva York con varias maletas repletas de grandes sueños, proyectos y cálculos, dispuesto a expandir sus horizontes.
Con 26 años, el ingeniero Manuel (Manny) Vidal Ramírez, durante 14 horas diarias, todos los días de todas las semanas, usaba la cabeza como nunca imaginó. Sobre la cabeza cargaba cajas de plátanos, yucas, ñames, yautías, botellas de cerveza, bebidas gaseosas, laterías, sacos de arroz, velones y cuantas madres colman los colmados dominicanos. Se pasaba el día subiendo y bajando la escalera del sótano al primer piso del negocio.
También el sanitario, barría la bodega y su acera varias veces al día.
Manny, como todos los niños, nació con su pan debajo del brazo pero, como tantos otros, lo ignoró y salió buscando plátanos, o sólo Dios sabe qué otra cosa.
Su madre, la profesora Julia Acevedo fue maestra por más de 36 años en las escuelas de Castillo, San Francisco de Macorís, lo enviaba como profesor sustituto cuando el jovenzuelo entró a la universidad. Las aulas, sin embargo, no lo llamaban ni llenaban, quería ser ingeniero, se mudó a la capital, y se graduó de la UASD.
Cargó cajas durante el tiempo necesario para ahorrar y junto con un amigo comprar un auto y “buscársela” como taxistas.
“Taxeando”, Manny estudiaba inglés.
Quien se pasa 12 horas rodando por las calles neoyorquinas se ve envuelto en muchísimas cosas. Se acerca y se aleja constantemente de muchísimos riesgos, oportunidades y posibilidades.
Y aquel día, Manny rodaba por el Sur de El Bronx, pero en la esquina de la calle 149 y Grand Concourse, frente a Hostos Community College, sufrió un choque estrepitoso. Su pasado se estrelló con su presente, cambiando el rumbo de su futuro.
Retomando el caminoCada pasajero cambia el rumbo de los taxistas constantemente, pero muy pocos cambian sus vidas. Daniel, un compañero de estudios de la UASD, abordó el taxi, se reconocieron y saludaron, él le pagó el pasaje y le dejó como propina un importante mensaje. Le dijo que en Hostos estaban contratando tutores de matemáticas y le explicó el procedimiento para obtener el empleo.
“Lo dejé, di una vuelta en U, retorné a Hostos. Debía pasar un examen de matemáticas dentro de tres días, de mis calificaciones dependería el empleo. Me olvidé del taxi y me encerré a repasar matemáticas durante tres días”, recuerda.
Aseguró un empleo de 20 horas semanales pagadas a $8.00 la hora, mucho menos dinero que en el taxi, pero ofrecía mejores caminos con menores riesgos. Le completaron las 40 horas semanales, le regaló el taxi a un amigo y, desde ese empleo, tramitó su licencia de profesor en el estado de Nueva York.
En 1994, tres años después de haber llegado, Manny seguía en Hostos, era profesor de matemáticas en Marta Valle High School, y completaba una maestría en el City University of New York (CUNY). Todo esto lo hizo estando indocumentado.
“Aprender el idioma, legalizarte y pagar las cuentas toma todo el tiempo disponible, pero no había ni opciones, ni nada imposible”, asegura.
El rendimiento académico de sus estudiantes y sus relaciones interpersonales, lo convirtieron en mucho más que un profesor, en mediador- conciliador y traductor general de la escuela. Los padres llegaban mal humorados, él los atendía y se marchaban con una sonrisa en los labios.
Manny había retornado a su punto de partida, tras un giro de 360 grados, regresó justo donde empezó, a sus orígenes, ahí se reenfocó y retomó su camino al futuro.
La escuelaMarta Valle High School tenía un Comprehensive Model School Program (CMSP) muy exitoso. Ahí, 140 estudiantes de intermedia recibían clases de secundaria, la mayoría era dominicana, haciendo a Manny mucho más necesario.
En el 2003, Manny, con nueve años en aulas, terminó su segunda maestría en administración y supervisión escolar de Fordham University. Las nuevas autoridades del departamento de educación promovían la creación de escuelas nuevas y pequeñas. El éxito del CMSP hizo que convirtieran el programa en la escuela intermedia 327 (MS 327) y Manny fue designado director- fundador, comenzando en septiembre del 2004.
“Arrancamos con un verdadero modelo de escuela nueva. Nuestras celebridades no son los mejores jugadores de baloncesto o béisbol, son los que tengan mejores notas, mejor asistencia y el comportamiento más ejemplar”, explicó.
“Creamos un ambiente de escuela elemental en el trato personal con nuestros estudiantes, pero académicamente tenemos la rigurosidad de una buena escuela secundaria”, agregó.
En sólo tres años, la MS 327 fue escogida como la mejor escuela en toda la ciudad en el 2007. Sus estudiantes tenían los más altos índices académicos, la mejor asistencia y el mejor comportamiento en todo el sistema educativo neoyorquino.
Como era de esperarse, sus estudiantes se destacaron, más que nada en matemáticas, porque usan un programa diseñado en los años 70, pero actualizado en los 90 por Manny y un grupo de profesores.
El éxito de la escuela, explica, viene del trabajo en equipo. “Mi único crédito, si tengo alguno, es haber armado un equipo de personas muy especiales, vienen diariamente a dar lo mejor de ellos para estos niños”, dijo Manny. “En cuanto a mí, ante todo soy hijo de la profesora Julia Acevedo, con más de tres décadas en las aulas de Castillo, siguiendo sus pasos”, explica.
Y planea seguir creando escuelas.
“Tengo el currículo completo para fundar una escuela secundaria contigua, con éste mismo programa. Allí nuestros estudiantes terminarán la secundaria en el grado 11 y el 12 sólo tomarán clases universitarias”, adelantó Manny.
Y es muy probable que lo haga.
Él, pasó de indocumentado peón en bodega de pobres y taxista pirata a director de la mejor escuela del sistema educativo neoyorquino, el más grande de Estados Unidos. Manny demostró en Nueva York que un dominicano inteligente, preparado y disciplinado, como abundan muchos, es capaz de grandes cosas.