martes, 18 de febrero de 2014

Hay que luchar, por lo que queremos lograr.

 La lucha por alcanzar  lo que  te  propongas,  te dará las fuerzas que necesitas para conquistar  tus metas y  objetivos en la vida…Y para lograrlo debes hacerte una serie de interrogantes que brote de lo más profundo de tu ser. .
¿Cómo puedo ser más optimista cuando todo sale mal?
¿Cuáles son mis temores y que me impide lograr lo que quiero?
¿Cuáles son mis talentos, mis dones?
¿Tengo conocimiento de cuáles son mis dificultades?
¿Qué debo hacer para reconocer  mis debilidades y fortalezas?
¿Qué puedo hacer para tener confianza en mis ideas?
¿Necesito ayuda?
¿A quién debo recurrir?
¿Cuáles métodos voy a utilizar para llegar a quienes debo abordar?
¿Tengo claro  mis propósitos para sentirme mejor?
¿Cuándo  inicio hacer lo que debo,  para lograr lo que quiero?
 Cuando tenga la capacidad de contestar estas interrogantes, te ayudaran a  encontrar  el camino para lograr tus propósitos de vida en armonía.

 Quizá lo que haga falta es confiar en ti, en conocerte y saber  de lo que eres capaz de  hacer, de dar y lograr.
 
 No hay metas imposibles, lo que hay es hombres y mujeres sin voluntad de confiar en sí mismos.

Es importante, no sentirte la víctima, cuando comienzas a enumerar todas y cada una de las dificultades que ha tenido que enfrentar en  la vida, no tengo dinero, no tengo tiempo, no tengo la suerte de fulano, soy tímido, no tengo tal o cual habilidad para ciertas tareas, en fin, nos pasamos la vida aniquilándonos. Y es probable que tenga razón, si nos  basamos en una serie de epítetos que por años nos repitieron  una y otra vez  como: no sirve para nada, no eres bueno en las matemáticas, no eres como  tu hermano, tu nunca lograras nada en la vida, entre otras tantas negaciones que nos conducen  hacer personas inseguras, llenas de miedo, seres totalmente infelices. Si conocemos que de 50 mil pensamientos que tenemos por día el 80% de ellos son negativos.

Debemos estar atentos  a nuestros diálogos interiores, hay que hacer unos acuerdos conscientes  y reconocer también  que  la sociedad nos produce la baja autoestima.

Conocer que las emociones se contagian, y aunque  las negativas son muestra de defensa en contra  de amenazas externas y  nos ayudan a enfrentarlas, como el miedo, la tristeza, el enojo; las positivas como el placer, la alegría, la serenidad  nos protegen y cumplen un propósito evolutivo, ya que amplían nuestros recursos intelectuales, físicos, sociales, y permiten construir reservas que nos ayudan a enfrentar amenazas.

 Es vital  que confíes y traiga de tu interior el poder del amor,  la voz del alma; abre tu corazón y deja que tu bien   venga de tu interior.

Podemos aprender hacer feliz, cuando logramos una vida con sentido, porque la felicidad interior, esa que nos saca sonrisas, depende de lo que pensamos.

Enfócate en  tus luces no en tus sombras, enfocándote en tus logros, no en tus fracasos, enfócate en tu interior, no en tu exterior.
  

Aprende  a componer tus propias sinfonías, sí quieres que no se arruguen tus sueños.  Sé realista, es  momento de planificar el milagro de  tu  vida.

domingo, 2 de febrero de 2014

¿Por qué dejamos de creer en nuestros sueños?

       
  Cuando éramos niños teníamos la capacidad de soñar, de creer que todo era posible  y de que seriamos capaces de hacer y alcanzar todo lo que nos llegaba a la mente ;ya que teníamos mucha imaginación y energía  y confiábamos  que según fuera pasando el tiempo  podíamos hacer lo que los adultos veían imposible.

  Sin embargo, al llegar a la edad adulta, los límites que encontramos en el camino nos llevan a la mayoría de nosotros a olvidar en gran parte  los sueños que anhelábamos realizar en nuestra infancia. Las responsabilidades  que vamos adquiriendo, los problemas dentro de la familia, con las parejas, los amigos, el trabajo, las limitaciones del tiempo y sobre todo la económica; vivimos en una rutina muy difícil de salir, son de los factores que hacen que al transcurrir los años veamos nuestros  sueños inalcanzables.

  Nos damos cuenta que todos los planes e ilusiones se quedaron atrás, se esfumaron, con  las innumerables difícicultades que nos trae el día a día, que no sólo acabaron con nuestros sueños, sino que además, nos van aniquilando, donde llegamos a un punto que perdemos la capacidad de asombro, de ilusionarnos, y la alegría de comenzar un nuevo día . 

  Y es que en el camino de la vida nos encontramos de frente con la   insensibilidad, la indisciplina, la falta de respeto, la deshonestidad, el egoísmo, la indolencia y sobre todo la falta de amor y empatía. 
  
  Pero contrariamente a lo que hemos vivido, recordemos los anhelos de la infancia y tratemos de hacerlos realidad tal como de niños habíamos imaginado, enriqueciendo nuestra alma, nuestra salud espiritual y física , dejando a un lado los falsos amigos, y enfrentando con fortaleza las diversas dificultades que se nos presentan, para  evitar que caigamos en una terrible depresión .

    Debemos luchar para conservar la ilusión, la inocencia y las ganas de  vivir como cuando éramos pequeños, ya que siempre estaremos a tiempo de recobrar todo aquello que alguna vez deseamos, sin dejar por ello a un lado la responsabilidad que como adultos hemos adquirido  a lo largo de nuestras vidas.

    Podemos volver a creer en nuestros sueños  si confiamos en el poder del amor, abriendo el corazón y dejando que los sueños vengan de nuestro interior, no de los que nos hicieron soñar; porque somos los artífices de nuestras obras, somos los que debemos pintar los colores de nuestros sueños enfocándonos en la Luz, no en la oscuridad.