
Encontramos que todo a nuestro alrededor está mal, y que no sabemos qué va a pasar al día siguiente: “Ya no alcanza para nada el dinero”, “La vida parece ir más de prisa”, “No tenemos tiempo para nada”, “Cada día hay más quehaceres y más exigencias, mayores retos y más reclamos” “La publicidad bombardea nuestros hogares a través de la radio ,la internet, la prensa y la televisión”, “Los políticos nos tienen hasta la coronilla con su pésima funciones en las posiciones que han buscado desempeñar ” y “Las cosas cada día más difíciles para quienes tenemos a cargo proporcionar bienestar a la familia .”
Pero debemos seguir cada día con la responsabilidad de inculcar los más sanos valores a nuestros hijos/as para dejarle como legado una mejor sociedad y puedan disfrutar con libertad la grandeza de este mundo.
Debemos pues trabajar para que el paso por la vida no sea sólo un nombre o un número de identidad, debemos dejar una enseñanza, que se nos recuerde por las buenas acciones, la ayuda desinteresada a nuestros semejantes, y los aportes realizados en beneficio de la comunidad.
Tenemos pues que ser personas sabias, la sabiduría implica abrir las manos, el corazón y no ser egoísta, es saber ayudar a los demás, aún cuando te esté yendo mal. Ser una mujer/un hombre sabio es saber cultivar la amistad, es ser noble y servicial, aún cuando te traten mal, y aun así tener la capacidad de alegrarnos, sí; de alegrarnos cada mañana al ver salir el sol, de alegrarnos al ver la sonrisa de nuestros hijos/as, la satisfacción de nuestra familia, el orgullo de nuestra pareja, y de ser felices por tener la oportunidad de vivir un día más y siempre decir: “Gracias Dios, por ayudarme para que cada día pueda tener más entusiasmo, más fuerzas, entereza, comprensión, confianza, más fe y pueda ayudar a quienes me rodean y se acercan a mí, y así pueda seguir mi camino y cumplir con tu voluntad”. Para que la vida no sea tan difícil si conocemos de tus bondades señor.
Por eso y por muchas cosas más amigas/os, busquemos la sabiduría propia y aprendamos a ser personas sabias para hacer de nuestra vida cotidiana… ¡Un banquete! Podemos lograrlo a base de trabajo, buenas acciones y caminando dejando buenas huellas estampadas en este corto paso por la vida.