Nos pasan los años y cuando llegamos a cierta edad nos
detenemos a evaluar la vida, a sumar años, hacer recorridos en la historia
memorial del tiempo.
Esas evaluaciones la determinamos por la
cantidad de actividades en la que hemos
participado, los reconocimientos recibidos, por los títulos universitarios que
hemos obtenidos y colgamos en la paredes de la casa u oficina.
La vida la medimos por el número de amigos que tenemos o conocidos influyentes en el gobierno de turno, otras veces la evaluamos de acuerdo a la manera que somos aceptados por los demás, en el entorno donde nos desenvolvemos.
Evaluamos nuestra vida por los resultados
financieros de fin de año, o por la membrecía del club X, por los lujos que
exhibimos , los lugares que frecuentamos ,los viajes que hacemos, las boutique
donde compramos nuestra ropa, la marca de los perfume que nos ponemos ,por las carteras y zapatos que usamos , que solo sirven para
anotar puntos, como si se tratara
de un juego… vivimos y medimos la vida por competencia, por aparentar lo que en realidad nos falta, y
hacemos creer que somos de una clase
social a la que no pertenecemos.
No sigamos midiendo la vida por los éxitos o la fama, ni por la cuenta bancaria que tenemos, porqué muchas veces debemos preguntar cómo lo ganamos, no valoremos la vida por la profesión, cuántos analfabetos tienen ideas más brillantes que aquellos que fuimos a la universidad, no evaluemos la vida, por el lugar donde estudiamos o donde trabajamos. Hay trabajos más digno que el nuestro.
No podemos medir la vida por la casa donde vivimos, tal vez solo la habitamos o por la marca del auto que tenemos, es probable que no sepamos conducirlo.
Si pudiéramos evaluar la vida:
Por los retos asumidos
Por la entrega y el amor en lo que hacemos
Por el entusiasmo puesto en el trabajo
Por la confianza ganada
Por la luz que irradiamos
Por la alegría transmitida
Por la honestidad exhibida
Por la inteligencia sumada
Por el respeto obtenido
Por los sueños compartido
Por las oportunidades brindadas
Por
la superación humana y la estabilidad emocional.
Si aprendiéramos a vivir la vida, al final, es posible que no tengamos que medirla, porque
mas allá de medirla, es ver los resultados, no por lo que recibimos, sino por
lo que pudimos haber dado.
Porque la vida, si tiene una medida, deberíamos medirla por la equidad entre los seres humanos ,la ética, la honestidad, y el respeto por lo que hacemos, que sería el resultado de lo que somos, pero sobre todo, por lo que sembramos en el camino, para alimentar el corazón de los demás.
Porque la vida, si tiene una medida, deberíamos medirla por la equidad entre los seres humanos ,la ética, la honestidad, y el respeto por lo que hacemos, que sería el resultado de lo que somos, pero sobre todo, por lo que sembramos en el camino, para alimentar el corazón de los demás.
La vida es un
privilegio, disfrutarla es una gracia,
vivirla es una bendición, compartirla es un honor.
3 comentarios:
Hermosa reflexión, valiosas verdades, profundas enseñanzas que vienen vestidas de sencillez. Grandeza y humildad llenan el alma de esta genial escritora.
Abrazos mi gran amiga....muchas bendiciones todos los dias de tu vida.
Brillante reflexión apreciada Doris!!!
Agradecemos sobremanera su loable y desinteresado esfuerzo por nuestro crecimiento personal, Dios se lo devuelva con creces a través de bendiciones, salud, larga y fructífera existencia para usted y familia.
Con reverencia y admiración,
Diómedes Rodríguez
Gracias del alma por sus opiniones, escribo lo que siento decir en el momento, no soy nada de escritora , simplemente expreso lo que mi alma de dicta, no se de reglas gramaticales ni figuras literarias ,muchas veces son evidentes mis faltas ortográficas, pero lo hago con amor ..gracias por tomar de su valioso tiempo y leer mis escritos, abrazos
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