Según los expertos, el instinto es una disposición
psícofísica innata, heredada, que incita al sujeto a actuar de una determinada
forma frente a un estímulo o un objeto.
La conducta animal
se desarrolla básicamente en función de los instintos, de forma automática y
sin que el sujeto tenga conciencia de ello.
Mientras que en la conducta humana persisten un gran
número de patrones instintivos, aunque, por su capacidad de racionalización,
gran parte de la vida instintiva del ser humano ha sufrido un proceso de
complejidad, mezclándose auténticos instintos con conductas voluntarias.
Generalmente, en el ser humano el impulso instintivo pasa
por el “filtro” de la razón, por lo que, voluntariamente, es capaz de
modificar, anular o reprimir la conducta instintiva. Esto es fácil de observar
si comparamos la actitud de un niño pequeño con la de un adulto: el primero se
moverá siguiendo únicamente sus apetencias, sin control, mientras que el segundo
valorará sí es o no el momento adecuado para satisfacerlas. Pero este control
es fruto de un aprendizaje y una educación que, en cierto modo, regulan los
instintos. Es decir, se aprende a controlar los instintos, pero no la conducta
instintiva en sí, que es innata.
Según la complejidad y desarrollo intelectual del ser
humano, podemos clasificar los instintos de la siguiente manera: el de
conservación, vital o de supervivencia, el social y el sexual o de placer.
Siempre habrá uno que predomina, otro que apoya al dominante y un tercero que
tenemos olvidado o descuidado.
Si logra reconocer cuál es tu instinto predominante y cuál el de apoyo, si
te reconoces en alguna descripción puede ayudarte a cultivar el instinto que
tienes abandonado y moderar e impulsar los otros para mejorar las relaciones y
bienestar.
De acuerdo con el Eneagrama y los estudios de Rizzo y Hudson, estos
impulsos son tan rápidos y primarios que casi no nos damos cuenta de ellos.
Definen nuestros gustos, nuestra forma de ser, actuar, vivir y convivir y
explican por qué somos diferentes a los que nos rodean.
Aquí, una breve descripción del carácter general de las personas con cada
instinto: Conservación, vital o de supervivencia. Quienes tienen más desarrollado
este instinto sienten un impulso por buscar la supervivencia, el bienestar y
las cosas esenciales de la vida.
Si prima el instinto de conservación, mi foco de atención estará en mi ser,
mi cuerpo, mi mundo. Busco seguridad, protección, comida, casa, confort y
recursos materiales. Puedo llegar a comprar provisiones para un mes y pienso en
términos de “tengo que estar preparado para cualquier imprevisto”.
Mi deseo básico es crear un nido, una plataforma que me haga sentir seguro:
“¿Hay suficiente comida en el refrigerador? ¿Tengo un seguro de vida para
alguna emergencia? ¿Cómo está mi salud?”Ya que gran parte de mi atención está en mí, me pregunto qué tan
confortable me siento y cuáles son las necesidades físicas inmediatas de mi
cuerpo, si tengo hambre, frío, calor o si estoy cansado o me molesta el aire
acondicionado, por ejemplo.
Social. Las personas que tienen más desarrollado este instinto sienten el
impulso de buscar a otros, a grupos, a comunidades, de manera similar a los
animales que tienden a agruparse en manadas en donde se sienten seguros y
protegidos.
Si soy social, mi foco de atención está en mi círculo de amigos, en el
grupo, en el mundo, en lo que pasa afuera, en las redes sociales. Mi deseo
principal es ver por otros y pertenecer a ciertos grupos. Necesito a las
personas, necesito reconocimiento, popularidad, honor, estatus, posición social
y aceptación. Me importa mucho dar una buena impresión.
Instinto Sexual. Las personas en las que este instinto es predominante,
tienen el impulso de buscar intimidad, fusión, unión y conexión profunda con
otra persona. Su fin último es la conservación de la especie.
Si soy sexual, mi foco de atención estará en el ser amado, en mis amigos
íntimos, en lograr la afinidad, en la intensidad, en percibirme unido a esa
fuerza que prende, estimula y me hace sentir vivo. Me estimulan un cuadro, una
canción o un poema que me hagan vibrar.
Si bien es cierto que los antes mencionados son los principales, tenemos además, el instinto cultural, instinto de lucha y huida, de
nutrición, de guarida y búsqueda de calor.
Los instintos culturales. Más propios del ser humano
culto y civilizado. Entre ellos se
destacan la “ambición” de saber, las inclinaciones artísticas, la
investigación, las tendencias filosóficas y religiosas, etc.
Así, si en los animales los instintos constituyen el
motor de su vida, en el ser humano éstos pasan a un segundo plano, situándose
tras los actos voluntarios y conscientes.
¿Cuál es el instinto que predomina en ti y cuál es el de apoyo?
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