Hablando en silencio
Por: Doris Rodríguez
Inició la
estación más inspiradora del año, la primavera, donde el ambiente florece y se
llena de color, aumentan gradualmente las temperaturas y las horas de luz. Inicia
el buen tiempo” porque llega el primer verdor del año. Tiempo de sembrar.
Así
como llega esta mágica y hermosa estación del año, donde pensamos en labrar la
tierra para tener sus mejores frutos, también
debemos pensar en plantar la semilla, de la fe, el amor, la esperanza, la
confianza y la tolerancia en cada rincón
del alma, para que germine la nobleza, la honestidad y la integridad de cada
ser humano.
A los que le ha tocado labrar la
tierra dura y no se han rendido, y con obediencia aceptan sembrar
la semilla de la tolerancia. Ellos
cosecharan.
A quienes saben que la oración lleva a la sabiduría de lo Divino con fe
y entusiasmo. Ellos obtendrán los
frutos.
A
quienes saben que al final la siembra dará sus frutos, porque Dios
regala los dones, el talento, y saben
utilizarlo adecuadamente. Ellos
recibirán la fragancia de las flores.
A los que no han decidido ser del montón,
llegando más allá de lo trivial, lo insípido, y han sabido escuchar el
soplo Divino del espíritu santo. Ellos
recibirán el baño de sol cálido de la mañana.
Los recuentos
de cada día sembrado estarán escritos en el libro bendecido del todo poderoso,
mostrará el esfuerzo, el empeño puesto en cada entrega, todo será
recompensado en las alturas, donde sopla la brisa de la paz, el amor, y la
satisfacción plena. Ahí estará la luz
del sol del atardecer arropando el
camino de lo sembrado.
Caminemos
registrando cada paso con huellas indeleble, de bondad, compasión, dignidad,
trabajo, entrega honrosa, todo nuestro accionar nos lleva a trilla
el destino…el milagro llegara, no hay que detenerse en los dolores, en los
fracasos a pesar de los obstáculos y las innumerables adversidades,
el espíritu florecerá y el alma descansara en la eternidad.
Ojalá podamos
tener dominio propio, desprendernos del pecado, para recibir la vida que
Dios ha prometido a los que le aman. Que se abran las compuertas de los cielos
del mismo tamaño de la espera y del esfuerzo.
Oremos más
allá del mar, más allá de donde llega el viento, oremos y busquemos el
amor de Dios mas allá de donde alcanzan nuestras miradas, SEMBREMOS EN EL ALMA, para beber en la fuente que nos llene el espíritu.
Iniciemos la siembra HOY, honremos al señor
quien nos ha regalado la semilla y obtengamos el fruto de la lluvia que ha
mojado nuestro sembrado con el amor de DIOS.