martes, 12 de mayo de 2020

El virus de la tierra, está en la celda.


El virus de la tierra,  está en la celda.
    La transparencia de las  aguas de los mares lucen los colores de sus especies  bailando  en el  fondo libre.   
                       
   Los animales caminan y descansan en las calles y avenidas del pueblo.
    Las aves cantan a todo pulmón en las madrugadas, callando la ciudad  de las  bocinas y limpiando  el pestilente olor a gasolina. 

La vida silvestre  viste su mejor gala, si,  está de fiesta, la dejamos respirar.
  Las  golondrinas en manadas  acuartelaron con su armónico canto  el virus del planeta tierra, LA HUMANIDAD.

  La naturaleza  susurra su alegría, al apagar  las Chimeneas Industriales  y encerrar el virus  en las celdas con muros de miedos.

  En el campo  se  han vuelto a escuchan  las cotorras  hablar su idioma, el barancoli silba y enamora, la sigua palmera juega con el viento y el gavilán ha vuelto a volar  encimas de las olas.

   Ahora, mientras el  planeta no huele a huevos podridos, las aves hacen sus viajes migratorias, con sus gestos y hermosos  plumajes pintando el cielo de arcoíris, mientras el hombre duerme boca abajo. 
 
   El virus humano esta enjaulado de rodillas, la guerra silente nos ha dejado como enanos del mundo, y Dios  nos vuelve a regalar otra oportunidad para que  aprendamos amar la madre tierra. Doris Rodríguez.


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