Hablando en silencio
Por: Doris Rodríguez
En una biblioteca, allá donde se acuñan los recuerdos de adolescentes me encontré con un viejo
amigo, no por la edad, sino por el tiempo sin vernos, allí en medio de un gran
abrazo iniciamos un recorrido memorial nuestro y de otras personas , al unísono iniciamos la conversación con:
“¡cómo pasa el tiempo!”; y sin darnos
cuenta y en medio de anécdotas llegamos a pasar el balance de nuestros años y
los años de algunos amigos en común, platicamos sobre sus cambios, de sus
afortunadas y desafortunadas vidas, no fue un encuentro de críticas, fue un mirar hacia atrás, para hoy poder aconsejar
a nuestros hijos/as, a los que van muy rápido y quizá mañana no tengan
la oportunidad que hemos tenido nosotros de contar historias con sonrisas,
porque no nos dejó de importar lo humano
antes que lo material, sin dejar de avanzar
.
En un
instante, mi amigo acertó decir en medio de un profundo respiro ¡cuántos
hipócritas vestidos con traje de almas nobles!; recordando aquellas personas
que pierden el sentido de coherencia, humildad y empatía en medio de los
aparentes éxitos alcanzados, a lo que solo atiné decir, así es amigo. Entre una y
otra conversación nos encontramos con el tiempo que había terminado y nos
despedimos llenos de interrogantes, y preocupaciones por las difíciles situaciones que arropan nuestra sociedad, y con ideas claras, de que no importa desde que espacio
nos encontremos, siempre estaremos dispuestos aportar .
Después de salir de allí, quedo revoloteando
en mi mente una triste historia de un amigo en común, que en su corto camino encontró tanto, que se
perdió sin llegar lejos, y es que a veces no sabemos que hacer con la “fortuna,
la fama y el éxito”. Reflexiono:
Todo tiene su tiempo, todo pasa, aunque te
creas la última gaseosa en medio del
desierto, llega un día en el que los demás
encuentran un manantial en vez de una gaseosa. Así que vístete de
humildad, aunque la fama, el dinero, y los grandes negocios entren como rayos
de sol por tu ventana cada mañana,
porque lograste enderezar la realidad a tu manera; porque has creído que todo
debe colocarlo a tu favor, sin importar a quien te lleves por el medio para
lograr tus objetivos de vida. Aunque te creas Dios, sin serlo, REGRESA!
Quizá un buen día tu estrategia de llevarte
el mundo por delante te falle, y entonces no estés preparado/a, para seguir
viviendo sin fama, sin fortuna, sin halagos de falsos amigos que ven tu brillo mientras estás en una buena
posición económica y una aparente
posición social que ellos suelen quitar .
Todo pasa, pasan los años, pasa la tempestad,
pasa el día como la noche, pasa la fama como la moda, pasa la belleza del pelo
sin tono gris y la piel tersa, se acaba
el dinero, se van los amigos, y se va lo más preciado, LA VIDA, es momento de regresar y sostener una
conversación con el “silencio”, y hacerles unas cuantas preguntas, que nunca
están demás para revisar la historia de nuestro transito por la tierra. ¿quién
soy?, ¿qué tengo? ¿qué hago por ser y no
por tener?, ¿hacia dónde voy, y cómo voy? la repuesta la tendrá en tu interior
en medio del silencio, sin hacer caso al ruido del ego.
Trata
de colocar los pies en la tierra, la mente en el cielo y el corazón en cada
acción, al fin y al cabo somos lo que hacemos y aunque siempre busques resaltar todo lo que haces , para creerte
importante, al final, lo importe es lo
que vale ser útil a los demás.
Cuando te creas estar en la cima, ojalá
puedas tener el tiempo de regresar. No
solo te concentre en planificar como llegar a ella, piensa también que a veces hay que regresar y quizás ya no tengas alas para volar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario