En mi
carrera como comunicadora, han
sido muchas las situaciones que he visto, escuchado y enfrentado , me han
dejado enormes aprendizajes , en una ocasión
haciéndole una entrevista a una humilde señora en un pequeño pueblo
ubicado en la frontera de República Dominicana,
al llegar allí me encontré con un caso aterrador, de pobreza extrema, de
enfermedades incurables , una familia
con hijos que sufrían desde esquizofrenia
hasta invalidez , su casita era de yagua y el piso de tierra, por el techo podía
entrar los reflejos del sol, así como la lluvia a raudales ; tenía un fogón de piedras en el suelo , ahí en un pequeño caldero negro cocinaban unos
rulos , era todo lo que había para comer durante el día, nunca he podido olvidar aquella triste realidad, porque sé que no es
la única en mi país ,ni el mundo . Cómo olvidar
aquel rostro de piel arrugada con una gran sonrisa cuando me decía, no
tenemos nada y nuestros hijos tienen
necesidades y están enfermos, “pero cuando nos llevamos algo a la boca la barriga se llena y el corazón se alegra”.
Al
llegar a casa me senté y me puse a observar todo lo que tenía a mi alrededor, era tanto en comparación a lo que
tenia aquella familia. Que me detuve hable en silencio, mire mi alma y me dije “Tengo tanto, que aunque me parece poco, es tanto, que aunque no lo tenga
es suficiente para ser feliz”.
Muchas
veces la abundancia no llega a nuestra vida, porque estamos cerrados para
recibirla o porque desconocemos todo lo que tenemos para lograr lo que
anhelamos. No olvides que la riqueza nos puede llegar de varias y diferentes
maneras. Agradece y acepta lo que la vida te entrega, tal vez no sea lo que tú
pediste, pero puede ser lo que más te conviene, existen otros que no tienen
ninguna opción.
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