domingo, 2 de febrero de 2014

¿Por qué dejamos de creer en nuestros sueños?

       
  Cuando éramos niños teníamos la capacidad de soñar, de creer que todo era posible  y de que seriamos capaces de hacer y alcanzar todo lo que nos llegaba a la mente ;ya que teníamos mucha imaginación y energía  y confiábamos  que según fuera pasando el tiempo  podíamos hacer lo que los adultos veían imposible.

  Sin embargo, al llegar a la edad adulta, los límites que encontramos en el camino nos llevan a la mayoría de nosotros a olvidar en gran parte  los sueños que anhelábamos realizar en nuestra infancia. Las responsabilidades  que vamos adquiriendo, los problemas dentro de la familia, con las parejas, los amigos, el trabajo, las limitaciones del tiempo y sobre todo la económica; vivimos en una rutina muy difícil de salir, son de los factores que hacen que al transcurrir los años veamos nuestros  sueños inalcanzables.

  Nos damos cuenta que todos los planes e ilusiones se quedaron atrás, se esfumaron, con  las innumerables difícicultades que nos trae el día a día, que no sólo acabaron con nuestros sueños, sino que además, nos van aniquilando, donde llegamos a un punto que perdemos la capacidad de asombro, de ilusionarnos, y la alegría de comenzar un nuevo día . 

  Y es que en el camino de la vida nos encontramos de frente con la   insensibilidad, la indisciplina, la falta de respeto, la deshonestidad, el egoísmo, la indolencia y sobre todo la falta de amor y empatía. 
  
  Pero contrariamente a lo que hemos vivido, recordemos los anhelos de la infancia y tratemos de hacerlos realidad tal como de niños habíamos imaginado, enriqueciendo nuestra alma, nuestra salud espiritual y física , dejando a un lado los falsos amigos, y enfrentando con fortaleza las diversas dificultades que se nos presentan, para  evitar que caigamos en una terrible depresión .

    Debemos luchar para conservar la ilusión, la inocencia y las ganas de  vivir como cuando éramos pequeños, ya que siempre estaremos a tiempo de recobrar todo aquello que alguna vez deseamos, sin dejar por ello a un lado la responsabilidad que como adultos hemos adquirido  a lo largo de nuestras vidas.

    Podemos volver a creer en nuestros sueños  si confiamos en el poder del amor, abriendo el corazón y dejando que los sueños vengan de nuestro interior, no de los que nos hicieron soñar; porque somos los artífices de nuestras obras, somos los que debemos pintar los colores de nuestros sueños enfocándonos en la Luz, no en la oscuridad.



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